Es raro como una idea se planta en nuestro día a día a tal punto de consumirnos. Los días se vuelven pesados, no hay minuto en que esa idea no esté presente llegando a convertirse en una bruma que a ocultado todo lo bueno de tí. Entonces te das cuenta que es como un tumor, ya no puedes trabajar, tú rendimiento académico pasa a ser mediocre, no puedes llevar una relación porque ese pensamiento es tu sombra...
Y de un tumor que se pudo extirpar, pasa a ser tu yo; no para bien, te espanta y te quita el sueño en lo que te estás convirtiendo.
Con suma amargura te preguntas ¿En qué punto